Tai Chi Chuan

Combate la hipertensión, mejora la capacidad respiratoria, reduce el estrés y el insomnio y mantiene la movilidad de las articulaciones. Además, no cuesta casi nada.

¿Una nueva píldora mágica…? No, es Tai Chi Chuan.

El TAI CHI CHUAN es el antiguo arte marcial que tanto éxito está cosechando en Occidente, precisamente por sus virtudes terapéuticas confirmadas ahora por decenas de estudios científicos. Virtudes que se celebrarán en el Día Mundial del Tai Chi. La iniciativa, que cuenta con el patrocinio de la ONU, incluye seminarios y actividades de demostración en más de sesenta países.

Pero, ¿a qué se debe la eficacia del Tai Chi? “No es sólo un método válido de relajación”, responde F. Bottaccioli (Presidente de la Sociedad Italiana de Psico-neuro-endocrino-inmunología y experto en Medicina China). El Tai Chi es también una actividad física beneficiosa para los sistemas cardiorrespiratorio y musculoesquelético. Se podría decir que, si fuera patentable, sería un medicamento tan extendido como la Aspirina”.

Sin embargo, en Italia, esta disciplina antigua y relativamente poco conocida se practica poco. E incluso en Oriente su renacimiento es bastante reciente: de hecho, fue Mao Zedong (Mao Tse Tung) quien la impuso a millones de sus compatriotas como una terapia antienvejecimiento eficaz y económica.

En resumen, la práctica del Tai Chi se traduce en la ejecución de las llamadas “formas”, secuencias de movimientos con nombres sugerentes… “Quien ve practicar Tai Chi por primera vez tiene la impresión de presenciar una danza. En realidad, el Tai Chi es lo que se denomina un Arte Marcial Interno y, como tal, forma parte del mundo de las artes marciales’, explica el profesor de Tai Chi L. Autru, y añade: ‘A diferencia de la gimnasia occidental, que implica un cierto gasto de energía y, por tanto, no es apta para todo el mundo, el Tai Chi se basa generalmente en movimientos suaves y conscientes, combinados con la respiración, que favorecen la circulación de la Energía Interna y ayudan a eliminar los bloqueos que primero se convierten en daños funcionales y luego en enfermedades orgánicas.

S. Bacetti (responsable del Centro de Medicina Tradicional China Fior di Prugna de la ASL de Florencia) explica: “Según los principios de la medicina tradicional china, de hecho, la salud depende de una buena circulación de la Energía, que puede verse bloqueada por diversos factores, como errores dietéticos, o por lo que los chinos llaman energías perversas externas: variaciones climáticas o infecciones, pero también sentimientos negativos, es decir, emociones como la ira y la tristeza.

Hasta aquí, los partidarios de este antiguo arte marcial. Pero, ¿qué opina de él la medicina occidental? Aunque utiliza una terminología muy diferente, parece estar de acuerdo en su eficacia. La práctica del Tai Chi implica una respiración profunda y natural que oxigena a fondo el organismo, disminuye la activación del estrés y estimula las respuestas inmunitarias”, explica además Bottaccioli. Un estudio reciente realizado por M.R. Irwin, de la Universidad de California en Los Ángeles, sobre un grupo de personas mayores de 60 años, y publicado en la revista Psychosomatic Medicine, demuestra que unos meses de práctica de Tai Chi bastan para aumentar significativamente la respuesta inmunitaria, y que son precisamente las personas más frágiles las que más se benefician. “Otra investigación, realizada en pacientes que han sufrido un ictus -continúa Bottaccioli-, demuestra en cambio que el Tai Chi puede ser más eficaz que la fisioterapia normal para facilitar la reinserción. Incluso una revisión de la Colaboración Cochrane, la organización internacional sin ánimo de lucro que es quizá la voz más rigurosa en defensa de la medicina basada en la evidencia, admite que la práctica del Tai Chi puede ayudar a los enfermos de artritis porque, aunque no vence a la enfermedad, puede mejorar la movilidad de piernas y caderas. El mérito de la tradición oriental es haber unificado el movimiento y la meditación, combinando los beneficios de estas dos técnicas”, afirma Bacetti.

En resumen, además del cuerpo, el Tai Chi es bueno para el espíritu y ambos no están necesariamente relacionados. “No sólo aporta beneficios para la salud, sino que también ayuda a adquirir cierta serenidad interior, a conocer mejor el propio cuerpo y a uno mismo, y a canalizar la agresividad de forma positiva, combatiendo la ansiedad y los trastornos psicosomáticos”. Oncólogos de la Universidad de Rochester han comparado el Tai Chi con el apoyo psicológico que se suele ofrecer a las mujeres operadas de cáncer de mama, y han llegado a la conclusión de que esta práctica garantiza una mejora de la calidad de vida y una autoestima mucho mayor”, prosigue Bottaccioli, “mientras que estudios controlados sobre personas mayores, publicados en el Journal of American Geriatic Society, demuestran que el Tai Chi puede ayudar a combatir el insomnio y mejorar el equilibrio reduciendo las caídas”.

Así, acaba de ponerse en marcha en Holanda un amplio estudio para evaluar la eficacia de esta disciplina en la prevención de fracturas en mayores de 70 años.

Por no hablar de los beneficios para el sistema cardiovascular: investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard examinaron a un grupo de pacientes con insuficiencia cardiaca crónica que siguieron un curso de Tai Chi dos veces por semana durante tres meses, “consiguiendo tales mejoras que piensan que el Tai Chi debería añadirse a las terapias estándar para este trastorno”, señala Bottaccioli.

Salvo en casos especiales, el Tai Chi no tiene contraindicaciones y puede practicarse a cualquier edad. “Aunque se requiere un cierto esfuerzo para iniciarlo a una edad muy avanzada”, advierte L. Autru, “quienes ya lo practican pueden utilizarlo para envejecer bien: por otra parte, el objetivo último del Tai Chi es precisamente prolongar la vida”.

Tomado de: www.sport & medicine

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