Tai Chi Chuan: “Movimiento de las emociones”.

El simbolismo es la forma más adecuada y utilizable por el hombre para transmitir enseñanzas y pensamientos, la forma más natural. Esto es fácil de entender si se tiene en cuenta que el propio lenguaje, después de todo, es simbolismo. Cualquier expresión humana es un símbolo del pensamiento que se traduce al exterior; la única diferencia radica en que el lenguaje es analítico y discursivo, mientras que el simbolismo es esencialmente intuitivo.

El lenguaje corporal simbólico que se manifiesta en los precisos movimientos del Tai Chi Chuan, conocido como arte marcial y por los indudables beneficios que aporta a la salud del practicante, esconde otros mensajes, que vinculan la cultura oriental con los más recientes descubrimientos de la ciencia y la psicología occidentales.
Veamos cómo.

Cuando la energía aún no manifestada, o Wuji, comienza a moverse, da lugar a la primera polarización Yin (femenino) – Yang (masculino) de la que procede el Chi o energía. El Chi, como todo lo que existe en el universo, es la manifestación del movimiento cíclico del Tao (1), la Vía.

Estos son los principios en los que se basa la disciplina del Tai Chi Chuan. Todo el universo, visible o invisible, se da por la interacción del Yin-Yang.

El Tai Chi Chuan, la antigua disciplina psicofísica china, tiene sus raíces históricas en los principios de la Medicina Tradicional China, que prescribía ejercicios respiratorios, masajes corporales y ejercicios de manos y pies ya antes del año 1000 a.C.

Los taoístas introdujeron el Chi Kung, una serie de ejercicios psicofísicos y respiratorios, para el mantenimiento de la salud, la prevención y el tratamiento de enfermedades.

La gimnasia energética, constantemente estudiada, ampliada e integrada con los antiguos estilos de Kung-fu, dio origen al Tai Chi Chuan.

Pero esta definición del Tai Chi no es más que uno de los aspectos que lo caracterizan, ya que un cuerpo equilibrado no es más que la consecuencia lógica de una circulación energética armoniosa.

El hombre, como hijo del Cielo y de la Tierra, sólo está sano cuando es capaz de mantener la armonía entre los alientos ascendentes de la Tierra (Yin) y los alientos descendentes del Cielo (Yang).

El movimiento como base de la vida.
En el libro del maestro Flavio Daniele “La ciencia, el Tao y el arte de la lucha”, el profesor Carlo Ventura afirma: “No existe ningún fenómeno biológico importante que no esté causado por el movimiento. …Resulta que no hay cambio en la actividad de los genes que no se produzca sin movimientos del ADN, deformaciones y vibraciones del núcleo y de ese complejo de microfilamentos y microtúbulos que llamamos citoesqueleto. Los movimientos preceden a los mismos cambios de función en los distintos niveles celulares. …

Aplicar una vibración sonora a una célula o a moléculas señal dentro de una célula puede hacer que estas estructuras vibren, generando cambios en la morfología y la función. Por tanto, los sonidos y los movimientos pueden considerarse un “diálogo molecular” dentro de las células y los tejidos”.


Ley del Tres en Movimiento
De la unión de lo informe, representado por las energías hereditarias del espermatozoide masculino y del óvulo femenino, con las energías adquiridas, es decir, con lo que las energías innatas son capaces de producir tras la fecundación, surge el horizonte energético de un nuevo ser, el fruto, la unión de lo masculino con lo femenino, de lo pasivo con lo activo, el número Tres, el neutralizador.

En la cultura china, “Dantian” es el nombre que la fisiología de la medicina tradicional da a los tres puntos del cuerpo en los que se almacena y acumula el Chi y desde los que luego se irradia a través de los meridianos hacia el interior del cuerpo. Estos conceptos están relacionados con la alquimia interior taoísta, las técnicas meditativas y, por tanto, el Tai Chi, según el cual el cuerpo se divide en tres zonas, cada una de las cuales presenta un punto de apoyo, denominado Campo de Cinabrio, donde reside la esencia del Uno primordial (2).

La psicología occidental también se aproxima a estos conceptos. El análisis transaccional de Eric Berne, por ejemplo, teoriza la estructura psíquica del individuo o “yo” como formada por tres estructuras representadas gráficamente como una personalidad, es decir, los tres estados del yo, cada uno con sus propias funciones. Cada estado del yo tiene aspectos positivos y negativos, según promueva o impida la independencia de la persona.

El Ego Padre contiene experiencias y ejemplos.
El Ego Niño encierra la espontaneidad y la emocionalidad.
El Ego Adulto es la parte donde se procesa la información.

¿Cómo se pueden comunicar estos aspectos?
El análisis transaccional propone la “curación” a través de la mejora de las capacidades de “resolución de problemas” del adulto, mediante el uso de las emociones, que ya no se entienden como un obstáculo, sino como una herramienta para satisfacer y resolver las propias necesidades.

Conclusión
El camino del Corazón, el camino de las emociones, del Chi, resulta ser, como siempre han afirmado los místicos, la frontera entre el centro instintivo y el centro mental-espiritual, el “camino de la evolución” para la humanidad de todos los tiempos. Y es, en efecto, en las profundidades de las zonas cerebrales del sistema límbico y del hipotálamo donde tienen lugar los procesos electroquímicos que se traducen en lo que llamamos “emociones”. Desde aquí, a través de la mediación de sustancias específicas, los neurotransmisores, los mensajes se transportan por todo el cuerpo-mente.

Cada vez está más claro -afirma el Prof. Ventura- que el desarrollo de los sistemas nervioso y cardiovascular se produce a través de una acción coordinada de factores comunes que guían la diferenciación y migración de las futuras células neuronales y cardiovasculares. Investigaciones muy recientes muestran un fuerte paralelismo en el desarrollo de ambos sistemas …..”.

Así pues, el movimiento cataliza las emociones, que estimulan una interacción diferente de los tres cerebros.

Aquí es donde entra en juego el poder del movimiento Tai Chi.

A partir de un trabajo consciente sobre el cuerpo y, por tanto, sobre el neocórtex, se modifican, con el tiempo, los esquemas ligados al funcionamiento del sistema nervioso, de los tres cerebros. Se trabaja alquímicamente sobre los tres Dantians, según el lenguaje oriental, estimulando una redefinición de los límites psicofísicos acumulados a lo largo del tiempo, para restablecer el equilibrio psicofísico-espiritual, para volver al Uno.

Tao: Toda la materia del universo, viva o no, está atravesada por esta fuerza eterna, esencial y fundamental. El símbolo del Tao representa el universo. A partir de una fase inicial de ausencia de diferenciación, se formaron dos polaridades de signo diferente y complementario, que representan los principios fundamentales del universo: el Yin, principio negativo y pasivo, representado por el color negro, y el Yang, principio positivo y activo, representado por el color blanco.
Yin: el primero se originó.

Extracto de: Scienza e Conoscenza

BIBLIOGRAFIA:
Scienza, Tao e Arte del Combattere – Flavio Daniele – Luni Editrice;
Frammenti di un insegnamento sconosciuto – P.D. Ouspensky – Ed. Astrolabio;
Medicina cinese – Ted J.Kaptchuk – Ed. Red;
Huangdi Neijing – Jaca Book;
Candance Pert – Molecole di emozioni – Ed. Tea.

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