EnneaMediCina: Eneagrama y Medicina China a la luz de la neurociencia.

Mis primeros encuentros con las dos grandes vertientes en las que se basa EnneaMediCina datan de mediados de los años ochenta y principios de los noventa.

Una gran curiosidad mía, vehiculada por un malestar existencial que buscaba respuestas, me guió por un camino que, ahora, encuentra cada vez más confirmación en los estudios de la Neurociencia y en las teorías más vanguardistas del funcionamiento del psique-soma humano.

Lenguajes diferentes los del Eneagrama y la Medicina China, y no podía ser de otra manera, dado que uno pertenece a la cultura occidental, mientras que el otro encuentra su fundamento en la antigua cultura médico-filosófica china.

“Pero, si el todo tiene una matriz común”, me dije, “sólo queda encontrar el hilo conductor”.

Esta convicción, y años de estudio, reflexión y conexiones entre las distintas partes, dieron como resultado la “summa” de EnneaMedicina, en el mensaje común que cuerpo, alma y espíritu han contenido siempre para personas de todas las latitudes.

“¿Qué es lo que lleva a una persona a responder a un determinado acontecimiento de una manera que, con el tiempo, le llevará a padecer determinados problemas, tanto psicológicos como físicos, mientras que otra persona recibirá los mismos estímulos sin experimentar las mismas consecuencias?”, me pregunté.

La psicología lleva mucho tiempo explicando cómo las diferentes reacciones psicológicas son el resultado de rasgos genotípicos específicos en interacción con rasgos fenotípicos.

Incluso para la Medicina China, el Hombre es el resultado de la mezcla de un “algo” que, aunque no se defina como genético, incluye la energía de los padres en el momento de la concepción del nuevo ser, pero no sólo, ya que también los movimientos energo-astrales, así como la situación en la que se produce la unión: ya sea en tiempo de paz y no de guerra, entre personas enamoradas y no tras un acto de violencia, etc., da lugar a sujetos únicos e irrepetibles.

Este sustrato de partida da lugar a lo que se denomina “personalidad”.

Como vienen demostrando desde hace tiempo tanto la epigenética como la PNEI, las experiencias de la infancia se consolidan en creencias, pensamientos y sentimientos que marcan el curso vital del individuo. Si se ayuda al niño a desarrollar su personalidad en un entorno afectuoso y protector, se le facilita afrontar las dificultades con más optimismo y confianza.

Como ha demostrado científicamente el PNEI, esto estimula la liberación de hormonas del bienestar, en lugar de las hormonas del estrés y el malestar; es la calidad del pensamiento y la confianza en el propio potencial personal lo que ayuda al ser humano a mantenerse sano.

Según el PNEI, las emociones son hechos bioquímicos que se traducen en cascadas de mensajes moleculares, que llegan al organismo, incluido el sistema inmunitario.

Según los últimos experimentos, el cerebro puede considerarse de hecho como un saco lleno de hormonas y la psique como el regulador de los neurotransmisores que establecen un diálogo continuo entre los sistemas nervioso, endocrino e inmunitario.

Estudios recientes muestran cómo las emociones no expresadas se expanden en el cuerpo, provocando síntomas en diversos sistemas.

Todo esto ha sido afirmado durante milenios por la antigua Medicina China, según la cual la salud es el resultado de una nutrición equilibrada, la respiración, la defensa contra patógenos externos e internos y el flujo armonioso de las llamadas “cinco emociones y siete sentimientos”.

Si se produce un desequilibrio, el órgano y las vísceras relacionados con el elemento, con la estructura predominante que caracteriza al EnneaSímbolo individual, serán los primeros en señalar la desarmonía y enfermar. Con el tiempo, si el problema no se resuelve, toda la estructura psicofísica se verá afectada.

Ahora parece claro, incluso para la ciencia occidental, cómo la unidad del cuerpo y la mente son básicas en los procesos de tratamiento y curación de las enfermedades, y cómo la armonización de las “Cinco Emociones y Siete Sentimientos” de la Medicina China están estrechamente interconectadas con lo que en epigenética se denomina “curación de las heridas psicológicas relacionadas con patrones y creencias limitantes”.

Sin embargo, para la epigenética, contrariamente a lo que se creía, la genética no es un obstáculo insalvable para el cambio.

Podemos decidir alterar el curso de nuestra existencia activando lo que se denomina neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para cambiar las creencias limitantes sobre sí mismo y el mundo. Parece que cada vez hay más pruebas de que el ADN puede ser influido y reprogramado mediante palabras y frecuencias energéticas, ¡algo que las antiguas prácticas terapéuticas orientales siempre han afirmado!

Según EnneMediCine, todo esto se llama “seguir la dirección de las flechas a contracorriente”, es decir, activar estrategias de respuesta inusuales con respecto al propio tipo, utilizando los recursos de otros EnneSímbolos, en la búsqueda del “cierre del círculo” de la autounificación.

Tanto la Medicina China como la ciencia occidental coinciden ahora en la importancia de las emociones como puente entre la mente consciente y el cuerpo.

Temperamento y personalidad, encerrados en las diversas facetas simbólicamente representadas por los nueve eneatipos básicos del Eneagrama, se unen así, en la EnneaMedicina, a las leyes fundamentales de la Medicina China para ampliar la visión global del Hombre en busca de un bienestar global y consciente.

¿Cuál es el SímboloEnnea que más me caracteriza? ¿Qué problemas psicofísicos lo caracterizan? ¿Qué dinámicas psicoespirituales son su matriz?

En este libro, a partir de estas preguntas fundamentales y de la identificación de la tipología predominante de cada uno, se pueden verificar tanto los problemas físicos asociados a ella como las dinámicas psicoespirituales subyacentes; sólo a través del desentrañamiento de las dinámicas inconscientes de cada uno es posible liberarse de pesadas cargas.

Tomando como ejemplo el EnneaSímbolo 9, cuyo tema se relaciona con “la capacidad de decisión, la autorrealización y la transición a otros niveles de conciencia”, veremos cómo la emoción que, en la fase no desarrollada, lo caracteriza es la ira no reconocida y expresada.

Este EnneaSímbolo pertenece a la tríada del instinto, al cerebro reptiliano y, por tanto, a cuestiones relacionadas con la supervivencia, la reproducción y la territorialidad.

Si no se resuelven los problemas subyacentes a esta emoción, este EnneSímbolo puede manifestar desequilibrios tanto a nivel físico como psíquico, como por ejemplo

Físico: funciones digestivas, tendones y articulaciones débiles, trastornos testiculares y prostáticos, inflamación genital femenina, ritmo menstrual, temblores, espasmos, tics, bloqueo del diafragma y del perlvi, parestesia, problemas de visión, artritis, obesidad, psoriasis….

Psique: actividad onírica excesiva, delirio, exaltación, oscilaciones emocionales y energéticas, depresión, inestabilidad, nudo en la garganta, timidez,

Para salir de la dinámica subyacente a estos problemas, en una vía de EnneaMediCine, el individuo puede decidir emprender un camino de conocimiento de su propio “otro” potencial (la vía de la neuroplasticidad que ya he mencionado), desencadenando patrones de respuesta a estímulos internos-externos, según las leyes que lo vinculan a los otros EnneaSímbolos.

Para activar el nuevo camino, el 9 puede, por tanto, volverse hacia EnneaSímbolo 3, cuya dinámica psíquica orientada hacia el futuro y el éxito le ayudará a salir del “pacifismo” de conveniencia que bloquea su acción.

Todos los demás seguirán este primer paso y, como dijo uno de mis Maestros, “esta práctica puede cambiar tu destino”….

Publicado en el Boletín Informativo de la A.I.E. nº 3/2015

 

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