Meditación contra el estrés infantil precoz

En la era de la sociedad hiperconectada y la competitividad exasperada, devolver a los niños la calma, el juego y la posibilidad de disfrutar de la paz y la relajación parece más una ilusión que una oportunidad. Sin embargo, los expertos aseguran que los niños, incluso los muy pequeños, tienen en su interior un enorme potencial para la práctica de la meditación y el don natural de concentrarse por completo en una actividad lúdica. Basta con enseñarles a liberarse del estrés cada vez más precoz y de los miles de inputs con los que nuestra sociedad les bombardea. Y acompañarles en el nada difícil arte de la relajación a través de la meditación, una forma de educar que en muchos países ya ha entrado en las escuelas, mientras que en Italia aún se comprenden poco sus beneficios.

Bienvenido sea entonces Giochiamo a rilassarci (Feltrinelli), un manual firmado por Marina Panatero y Tea Pecunia, que llevan años ocupándose de las tradiciones orientales, el budismo y el zen. Y traductoras y autoras de numerosos textos en estos campos. Un libro que ya anuncia su propósito en la portada: meditación para calmar a los niños y hacerlos más atentos y creativos.

Todo el mundo puede hacerlo. Padres, abuelos, tíos educadores o profesores, o incluso terapeutas infantiles. Cualquiera dispuesto a utilizar una herramienta practicada en muchas partes del mundo y con resultados sorprendentes. Los niños no son inmunes al estrés. Al contrario, la infancia puede ser muy compleja: experimentan emociones fuertes y repentinas y los miles de compromisos que volcamos sobre ellos corren el riesgo de saturar sus pequeñas vidas. Así que hay muchas razones para intentarlo. Pero, ¿cómo conseguir que los niños mediten?

Primero una premisa: nunca se puede obligar a los niños. Sólo hay que intentar implicarles e intrigarles. Sobre todo con juegos. Y con meditaciones guiadas. El libro es exhaustivo en todo lo que podemos hacer . Va desde la teoría, a la introducción de todos los aspectos de la meditación, se detiene en por qué y cómo ayudar a los niños y cómo prepararse para “jugar” con ellos. Al final, hay consejos prácticos y sugerencias con meditaciones guiadas para niños de cinco a ocho años, de nueve a once, o de cualquier edad.
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La esencia de la práctica meditativa no está tan alejada de la naturaleza de los niños: meditar significa dirigir suavemente la atención en el aquí y ahora, y la capacidad de centrarse en el presente es innata en los niños pequeños, que se concentran en un juego al que están jugando, poniendo toda su atención ahí, totalmente inmersos en lo que están viviendo.

Con el tiempo, tienden a perder esta cualidad innata, engullidos por la multitud de actividades y compromisos que se les imponen, pero sobre todo por el bombardeo incesante de inputs al que están sometidos. Los niños pueden entrar en meditación muy fácilmente, sólo hay que saber cómo ayudarles a hacerlo. No podemos obligarles, sólo podemos invitarles con absoluto respeto. Proponiéndoles la meditación, como un momento agradable, un “juego” para jugar en familia o en clase, les proporcionamos una herramienta valiosa que siempre tendrán a su disposición. Beneficia su capacidad de relajación, aprendizaje, nivel de atención, memoria, autoconciencia, autoconfianza, equilibrio emocional, creatividad, relaciones y, sobre todo, el niño se siente en armonía consigo mismo y con el mundo, experimenta paz interior y alegría.


Padres y escuela, ¿a qué atenernos?

Hablando con otros padres, a menudo oímos hablar de niños que muestran inquietud o que viven con estrés las pequeñas grandes tareas cotidianas o las primeras interacciones con compañeros y adultos. Profesores con décadas de experiencia observan que, con el paso de los años, los alumnos se vuelven más “animados” y distraídos.

Sin embargo, estos niños son fruto de nuestra generación, que vive “a la carrera” en un mundo competitivo. Nos corresponde a nosotros encontrar una solución, ofrecer una alternativa a nuestros hijos para que crezcan con serenidad y se conviertan en mejores adultos: la meditación es una “medicina” suave y eficaz, sencilla y gratuita, que también requiere nuestra participación y que permite que su potencial florezca. En muchos países occidentales, la meditación se practica en muchas escuelas con resultados notables y esperamos que pronto se extienda también a Italia: muchos padres y profesores han mostrado un sincero interés por este proyecto. Meditar juntos crea una conexión fuerte y mutua entre alumno y profesor, lo que permite a los niños vivir la escuela de un modo más sereno y fructífero. Estamos profundamente convencidos de que los educadores felices cambiarán el mundo.

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Como dijo Steve Jobs: “Solo aquellos que son lo suficientemente tontos como para pensar que pueden cambiar el mundo lo cambian de verdad”.

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